Como hemos comentado con anterioridad, para consagrar un bosque a los dioses y espíritus godos, es necesario encontrar algún lugar alejado de la civilización (grandes ciudades), donde poder reunirnos entre amigos, y recordar o festejar el modo de vida de los antiguos.
En cualquier ritual esotérico, el “mago” limpia el lugar previamente a la llamada, con aromas naturales. Incienso, romero, o cualquier otra planta aromática. El simbolismo que se esconde tras de esto, no es ni mas ni menos, que el agradar a las deidades o espíritus inferiores, consiguiendo de esta forma, un lugar apetecible para ellos.
Así pues, el Ufargauta recorrerá el lugar, agitando las plantas aromáticas por él mismo, dejando que el olor de estas y el humo, quede impregnando el aire.
Una vez hemos conseguido que el lugar sea propicio y apetecible para la llamada, y teniendo todas las herramientas preparadas en nuestro altar. Comenzaremos el ritual.
Tomaremos una espada, y alzándola hacia el cielo sobre las palmas de nuestras dos manos, de tal forma que el mango quede en una de ellas y la punta del filo en la otra. Pronunciaremos una simple oración o llamada ritual.
Espíritus de los antepasados.
A vosotros os llamo para que acudáis a este lugar y lo hagáis vuestro hogar
Dioses de la raza
A vosotros os llamo para que acudáis a este lugar y lo hagáis vuestro hogar.
Tras lo cual, el Ufargudja clavara la espada en el suelo, uniendo de esta forma como ya hemos dicho, el mundo de los dioses y espíritus, con el mundo de los mortales, por medio del Irminsul y su simbolismo material reflejado en la espada.
El siguiente paso, será sellar nuestro pacto. Para tal fin realizaremos una ofrenda o ritual basado en alimentos. Sacaremos nuestro scramasax (cuchillo), y cortaremos dos trozos de pan (por ejemplo). Uno lo comeremos nosotros, y otro lo arrojaremos; o bien al fuego, o bien a la simple tierra.
Igualmente, llenaremos un cuerno o recipiente comun, con vino, cerveza, agua, hidromiel o cualquier otra bebida. De él beberemos un poco, y derramaremos el resto en el suelo. Tras lo cual pronunciaremos.
Espiritus de los antepasados
Dioses de la raza
Quede nuestro pacto sellado con el festin que os brindo en vuestro honor
Casi con total seguridad, en el pasado, el sacrificio habria sido de algun animal o preso de guerra. Recordemos que Jordanes, nos describe acerca de los antiguos godos. Como estos eran de entre todos los germanos, los que tenian sacrificios a los dioses de los arboles, mas sangrientos. Llegando en no pocas ocasiones a sacrificar humanos para aplacar o llamar a los dioses.
Hoy no es necesario, como es natural, llegar a esos extremos. Máxime como cuando ya hemos señalado anteriormente, desde la FNG, el motivo principal de la ritualizacion es el unirnos en el tiempo con el modo de vida y las creencias de nuestros antepasados. Manteniendo viva la llama de su recuerdo, y a su vez alimentando el vinculo identitario que aun nos queda de ellos
En cualquier ritual esotérico, el “mago” limpia el lugar previamente a la llamada, con aromas naturales. Incienso, romero, o cualquier otra planta aromática. El simbolismo que se esconde tras de esto, no es ni mas ni menos, que el agradar a las deidades o espíritus inferiores, consiguiendo de esta forma, un lugar apetecible para ellos.
Así pues, el Ufargauta recorrerá el lugar, agitando las plantas aromáticas por él mismo, dejando que el olor de estas y el humo, quede impregnando el aire.
Una vez hemos conseguido que el lugar sea propicio y apetecible para la llamada, y teniendo todas las herramientas preparadas en nuestro altar. Comenzaremos el ritual.
Tomaremos una espada, y alzándola hacia el cielo sobre las palmas de nuestras dos manos, de tal forma que el mango quede en una de ellas y la punta del filo en la otra. Pronunciaremos una simple oración o llamada ritual.
Espíritus de los antepasados.
A vosotros os llamo para que acudáis a este lugar y lo hagáis vuestro hogar
Dioses de la raza
A vosotros os llamo para que acudáis a este lugar y lo hagáis vuestro hogar.
Tras lo cual, el Ufargudja clavara la espada en el suelo, uniendo de esta forma como ya hemos dicho, el mundo de los dioses y espíritus, con el mundo de los mortales, por medio del Irminsul y su simbolismo material reflejado en la espada.
El siguiente paso, será sellar nuestro pacto. Para tal fin realizaremos una ofrenda o ritual basado en alimentos. Sacaremos nuestro scramasax (cuchillo), y cortaremos dos trozos de pan (por ejemplo). Uno lo comeremos nosotros, y otro lo arrojaremos; o bien al fuego, o bien a la simple tierra.
Igualmente, llenaremos un cuerno o recipiente comun, con vino, cerveza, agua, hidromiel o cualquier otra bebida. De él beberemos un poco, y derramaremos el resto en el suelo. Tras lo cual pronunciaremos.
Espiritus de los antepasados
Dioses de la raza
Quede nuestro pacto sellado con el festin que os brindo en vuestro honor
Casi con total seguridad, en el pasado, el sacrificio habria sido de algun animal o preso de guerra. Recordemos que Jordanes, nos describe acerca de los antiguos godos. Como estos eran de entre todos los germanos, los que tenian sacrificios a los dioses de los arboles, mas sangrientos. Llegando en no pocas ocasiones a sacrificar humanos para aplacar o llamar a los dioses.
Hoy no es necesario, como es natural, llegar a esos extremos. Máxime como cuando ya hemos señalado anteriormente, desde la FNG, el motivo principal de la ritualizacion es el unirnos en el tiempo con el modo de vida y las creencias de nuestros antepasados. Manteniendo viva la llama de su recuerdo, y a su vez alimentando el vinculo identitario que aun nos queda de ellos
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