sábado, 29 de mayo de 2010

Buscando un bosque

Evidentemente, antes habría que encontrar un lugar o bosque sagrado, donde el Ufargudja (sacerdote godo) ritualizara y consagrara el lugar, a esos espíritus del bosque o deidades gautas.
Una vez encontrado, procederíamos a quemar incienso, tomillo, o cualquier otra planta aromática, con el fin de facilitar y agradar el lugar a los dioses, como en cualquier otro ritual.
Es importante recalcar, que los godos durante algún tiempo, al igual que los alanos. Tuvieron su iconografía guerrera del dios Tius o Gutan, en una espada clavada en el suelo a la que reverenciaban. (según nos cuenta Amiano Marcelino). Ese era su irminsul, que unía el mundo de los dioses, con el mundo de los mortales. Por tanto es importante hacer notar, que si nuestro ritual va encaminado hacia cualquier dios de la guerra, o dios padre de los gautas. Este solo estará presente por medio de la espada clavada en el suelo. También queríamos señalar, que el ritual de llamada a los antiguos espíritus godos, solo debería realizarse en las tierras o lugares donde estos cabalgaron, lucharon o vivieron. Precisamente por la importancia simbólica de la fuerza espiritual que desprende la tierra, y por el propio sentido común. Sería ilógico pensar, y predicar de la importancia de la tierra y de los antepasados que en ella vivieron, ignorando luego este echo a la hora de vincularnos con su herencia espiritual plasmada en el paisaje.
La tierra proyectara una fuerza espiritual ancestral. Muy al contrario que un paisaje donde no vivieron, y donde no dejaron su impronta histórica en piedras, montañas, bosques, ríos o valles. Igualmente daremos importancia a nuestra sangre, como vinculo de unión con el pasado. Cuanto más pura sea esta, mejor o mas conexión tendremos con la antigüedad de nuestro pueblo. Es por esto recomendable, que el Ufargudja o Ufargauta sea una persona (hombre o mujer), cuyas cualidades raciales sean bastante nobles, ya que simbólicamente en él estará representada la raza de los dioses y los antepasados. a los que llamamos simbólicamente a través del tiempo.

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